El no querer ir al médico es un problema bastante recurrente que se puede presentar a todas las edades. No obstante es más frecuente que se de en la tercera edad. En este artículo trataremos de explicar a que se debe el miedo a ir al médico, el miedo a las pruebas médicas y el miedo a las revisiones médicas y plantearemos algunas soluciones para que tu ser querido evite esa negativa.
Fobia a los médicos ¿Qué es y cómo se manifiesta?
La fobia a ir al médico se llama iatrofobia. Este trastorno puede manifestarse a raíz de una mala experiencia tras acudir al médico o sin motivo aparente. Pero lo que es cierto es que con el paso de los años los seres humanos nos volvemos más reacios a aceptar consejos y recomendaciones y menos flexibles a la hora adoptar nuevas rutinas, a pesar de que estas nos resulten beneficiosas. Este es el motivo por el que la persona mayor se niega a ir al médico. Una actitud que complica notablemente la puesta en marcha de un tratamiento, el control de su estado de salud y, en definitiva, las garantías de una buena calidad de vida y que además suele generar en el mayor un estado de estrés y ansiedad.
«No quiero ir al médico» ¿A qué se debe esta resistencia?
No todas las personas asumen con el mismo optimismo o seguridad el hecho de que se hacen mayores. Precisamente por esto, hay quienes afrontan con naturalidad el hecho de que las visitas al médico se vuelvan cada vez más frecuentes mientras que otros intentan eludir esta obligación por todos los medios.
Entender los motivos por los que una persona de edad avanzada se muestra reacia a ir al médico sin duda ayuda mucho a que sus familiares y cuidadores encuentren la manera de solucionar esta situación.
- La falta de motivación para adaptarse a nuevas rutinas.
- El miedo a pruebas médicas y el miedo a las revisiones periódicas dado que pueden enfrentarse a un diagnóstico no deseado.
- Las malas experiencias con determinados médicos o tratamientos.
- La vulnerabilidad asociada a estas circunstancias.
- La pérdida de memoria o la incapacidad para entender la situación.
- El no querer ir al medico no siempre esta relacionado con el miedo a ir al médico, otras veces la causa es el sentimiento de culpabilidad o debilidad al sentirse una carga para la familia.
Partimos de la base de que no se trata de reacciones injustificadas y de que, aunque a veces parezca que son el fruto del empecinamiento de una persona obstinada, en el fondo existen motivos psíquicos y emocionales totalmente comprensibles.
¿Qué hacer cuando un anciano no quiere ayuda y tiene miedo a ir al médico?
Mucha gente se pregunta, ¿Cómo obligar a una persona a ir al médico? Pero hay que decir que nunca se debe obligar a una persona mayor a acudir al médico. Puesto que esa no es la solución. Esto también aplica a cuando un mayor se niega a la asistencia de un cuidador o cuidadora cuando sea necesario. Desde este artículo recomendamos algunas pautas claves que se pueden poner en marcha desde el entorno más directo para obtener los resultados deseados. Estos 5 puntos clave para saber que hacer cuando un anciano no quiere ayuda o se niega a ir al médico, te resultarán de gran utilidad:
Valora la situación antes de dar el paso
No hay por qué lanzarse de manera impulsiva a convencer a la persona mayor enferma y mucho menos obligarlo. Es importante que tantees el terreno, trates de entender el por qué de su fobia a los médicos y que encuentres el momento más adecuado para iniciar con él una comunicación directa, sincera y sosegada. No esperes al último momento para tener esta conversación, justo el día de la cita con el doctor. Ve trabajándolo poco a poco, sin insistir demasiado pero adelantando ya lo que va a suceder dentro de unos días.
Cuanto más claros, más efectivos
Es muy común pensar que dando un rodeo en nuestras explicaciones y argumentos será más sencillo apartar a la persona de sus férreas convicciones, pero la técnica del ‘despiste’ no sólo no resulta poco efectiva sino que suele complicar aún más la situación. Te entenderán mejor cuanto más sencillas sean las explicaciones que ofrezcas. En este sentido, no es necesario que te quedes en lo obvio, el estado de salud, sino que apeles a otras cuestiones más pragmáticas como el ahorro de tiempo y dinero. Son razones fáciles de entender que añaden justificaciones más allá de las que ya conoce el paciente.
Los argumentos lógicos no siempre son los más efectivos
Tratar de convencer a una persona mayor dependiente de la necesidad de visitar al doctor empleando solo razonamientos lógicos podría generar más rechazo. Salvo en casos particulares como en pacientes con Alzheimer o demencia, la persona mayor que tienes a tu cuidado es perfectamente consciente de los riesgos que supone no visitar al médico. No obstante, lo que se pretende con esta actitud es evitar enfrentarse a la realidad de las circunstancias que están condicionadas por su edad y por su miedo a ir al médico. Actuar desde el plano emocional puede resultar más efectivo que exponer razonamientos objetivos.
Habla siempre en positivo
Ni la obligatoriedad de la visita ni las reticencias del paciente deben ser abordadas como algo negativo. Simplemente son circunstancias de la vida y, como tales, se pueden resolver de muchas maneras. Si se niega a ir al médico, no permitas que el tono autoritario se apodere de la conversación y sé flexible sin dejarte dominar. Obtendrás mejores resultados en un entorno relajado que te permita hablar sin elevar la voz, con comodidad y con todo el tiempo del mundo para escuchar y ser escuchado. Cuando tu conversación con la persona mayor genera tranquilidad es más fácil que tu interlocutor reciba el mensaje que le quieres transmitir sin que lo interprete como una obligación.
Ten paciencia
En la constancia está la clave del éxito. Hay que saber sobrellevar las constantes negativas con optimismo, pensando positivamente y con la convicción de que con amor, diálogo y respeto, finalmente tu familiar mayor terminará aceptando su situación y accediendo a afrontarla como le corresponde.
Siguiendo las pautas que hemos comentado y haciendo pequeños progresos, lo más probable es que la fobia a los médicos por parte de las persona mayor enferma acabe por resolverse de la manera más agradable para todos. No obstante, si la actitud de la persona que tienes al cuidado no avanza favorablemente, tal vez sea necesario el asesoramiento de un especialista para convencerlo de los riesgos que entraña esa postura tan reacia a la hora de recibir asistencia o tratamiento. El hecho de que nuestros mayores se sientan siempre parte de las decisiones que se toman en favor de su bienestar y felicidad ayudará mucho a que la situación mejore y posiblemente desaparezca ese miedo a ir al médico.
Miedo a ir al médico de una persona mayor
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